Life.

De repente, un día, ves la luz. Un camino comienza. Lo primero que ves son unos señores sin boca, pues la tienen escondida tras una mascarilla verde y fea. Tú lloras, no eres consciente de lo ocurrido, no sabes que tu vida comienza, un camino de rosas, hermosas y con espinas. Pasan escasos años, lo único que te importa es jugar, ser feliz, la mayor pérdida es que el globo que tu madre había hinchado con amor en lugar de aire se ha explotado y la herida más dolorosa es la de la rodilla y no la del corazón. Te haces mayor, siempre comienza la nostalgia del pasado, pero luego se pasa; comienzas el instituto, y allí decides como eres, tu personalidad, si te vas a fijar en el interior o por un físico, si serás egocéntrica o humilde. Comienzas a salir, y conoces a alguien, con el cual aprendes más de la vida, aprendes cosas, experimentas sentimientos y sabes que te va a hacer feliz el resto de tus días. Pasan los años, si sigues con él es buena señal, estáis enamorados, los dos queréis lo mejor para el otro, y no podríais pasar un día sin besaros. Comenzáis a discutir, pero las discusiones no rompen lo que sentís. Os hacéis mayores de verdad, veis el fin del camino cerca, se os quitan las ganas de vivir, pero tenéis la certeza de que moriréis juntos. Así es, uno de vosotros da el último suspiro, y el otro se hunde en la soledad. Llega el final, la muerte te acecha, momentos de tu vida pasan por tu cabeza como si de una filmación supersónica se tratase. Fin del camino.

Vive la vida como si fuera el último día, nunca sabes cuando va a ser el último suspiro.