Una hora de libertad, alrededor de sesenta minutos de paz. De
poder gritar, de no estar controlada por una niñata. De no tener que tener mil
ojos por si algún juguete o un simple detalle de mi pasado acabe en pedazos,
roto o deformado. De escribir sin que alguien me insulte por ello. De hacer lo
que me venga en gana sin ser criticada. De poder ser libre. De hablar con gente
a la que quiero sin que una voz las insulte. Poder tener el teclado para mi
sola y que no me trolee las conversaciones. Los minutos se consumen y yo sé que
nada va a volver a ser como está siendo ahora.
Bueno, no te preocupes, que se va mañana, ¿no? :)
ResponderEliminarSí, bueno, es que cuando está tranquila la quiero, no sé...
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